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lunes, 29 de octubre de 2012

LOS INFARTOS TIENEN SU HORARIO



Entre las 10.00 y las 11.00 o alrededor de las 19.00. Esas son las horas en las que se producen más infartos de miocardio, según un estudio que ha hecho un equipo dirigido por Maríia Cristina Barneto Valero, del departamento de operaciones del Samur de Madrid.
 
En el trabajo, que publica Medicina Clínica, se observa que hay una relación entre las notificaciones de infarto recibida en el servicio de urgencias y los ritmos circadianos. En concreto, la curva muestra dos picos, una con su máximo entre las 10.00 y las 11.00, y otro, menos pronunciado, por la tarde (alrededor de las 19.00).

El patrón es tan estable que no se altera prácticamente con ningún factor de riesgo, ni los que los autores llaman modificables (la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la dislipidemia y el tabaquismo) ni los que no lo son (edad, sexo). Las dos grandes excepciones son que “los casos con diabetes presentan el pico de menor amplitud más tardío y los casos de tabaquismo invierten el pico máximo de incidencia, siendo el pico vespertino de mayor amplitud que el matinal”.

El estudio ha recogido datos de 709 pacientes atendidos entre el 1 de enero de 2001 y el 31 de diciembre de 2009.

La constancia de los datos apunta a factores fisiológicos que también obedecen a ritmos circadianos como principal desencadenante de los procesos. Por ejemplo, los autores mencionan que por la mañana la sangre es más viscosa y aumentan “los valores plasmáticos de fibrinógeno e inhibidores del plasminógeno”, lo que provoca un estado de “hipercoagulabilidad”. También hay una mayor segregación de catecolaminas (unos neirotransmisores) y se produce el cambio postural de acostado a de pie.

Fuente: diariosalud.net

viernes, 26 de octubre de 2012

72 AÑOS: EL NUEVO LIMITE PROMEDIO


















Un equipo de investigación liderado por Oskar Burger, científico del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica en Alemania, ha utilizado datos de mortalidad de las poblaciones modernas de cazadores-recolectores –cuyas historias de vida son similares a las de las generaciones del pasado– para colocar en un contexto evolutivo general la reciente caída de la mortalidad humana. El estudio se publica en la revista PNAS.

“Comparamos las probabilidades anuales de mortalidad en las dos naciones que tienen actualmente el mayor índice de longevidad, Japón y Suecia, con poblaciones de cazadores-recolectores. Los datos de estos últimos los utilizamos como patrón típico o promedio de supervivencia de nuestro pasado evolutivo humano antes de la revolución agrícola y preindustrial”, declara a SINC el investigador. Los individuos aborígenes pertenecían a grupos como los hadza de Tanzania (Africa), los !Kung de África del Sur o los agta de Filipinas.

El objetivo de Burger era saber cuánto se había alejado la población más longeva del mundo de los patrones de mortalidad humana típicos. Para ello compararon las curvas de mortalidad para cada población y analizaron la media de edad a la que había mayor probabilidad de fallecimiento.

Según sus resultados, los cazadores-recolectores a la edad de 30 años tienen la misma probabilidad de morir que individuos japoneses a los 72 años, “haciendo de los 72 los nuevos 30”.

Así que tratemos de aprovechar nuestro años, y sobre todo, cuidemos nuestra salud, de ahí depende sobrepasar por mucho esa meta.

Fuente: noticiasdelaciencia.com


miércoles, 24 de octubre de 2012

DORMIR POCO PERJUDICA A LOS HUESOS



Siempre se nos ha dicho que el no dormir bien afecta nuestra salud. Aquí les presento otra razón más para tratar de dormir mejor.
 
Resulta que se ha descubierto la existencia de anomalías preocupantes en el hueso y en la médula ósea de ratas sometidas a un estilo de vida en el que habitualmente duermen poco.

Entre los efectos observados por el equipo de Carol Everson, profesora de neurología, biología celular, neurobiología y anatomía, en el MCW (Medical College de Wisconsin) en Milwaukee, figuran trastornos que perjudican la salud del tejido óseo y de la médula ósea.

Si los mismos procesos observados en las ratas del estudio ocurren en personas, las implicaciones médicas potenciales son de gran alcance y pueden incluir una reparación deficiente de microlesiones provocadas por actividades cotidianas, la introducción de procesos propios de la osteoporosis, y cambios celulares que podrían aumentar la predisposición a ciertas enfermedades óseas.

Fuente: noticiasdelaciencia.com

viernes, 5 de octubre de 2012

ESOS PUNTOS NEGROS QUE VEMOS FLOTANDO DELANTE DEL OJO


Si se pone usted mirando al cielo o cualquier superficie lisa es posible que los vea pasar por delante de sus ojos. A veces tienen forma de moscas, hilillos o manchas irregulares; y aunque en la mayoría de los casos no suponen ningún problema, sí hay situaciones en las que conviene consultar con el oculista.

Los puntos negros son pequeños 'grumos' que aparecen en el vítreo, una solución transparente y acuosa que rellena el interior de la cavidad del ojo. Con la edad, esa especie de gelatina transparente puede ir teniendo opacidades e irregularidades (al perder agua sus proteínas se condensan y pierden transparencia). Esto crea unas sombras dentro del ojo que producen esa sensación de moscas volando por delante de nuestras narices.

La edad es sólo uno de los factores de riesgo que predisponen a ver 'manchas negras' (se calcula que las padecen el 60% de las personas mayores de 60 años), pero no el único ya que según los expertos los miopes o las personas operadas de cataratas también suelen ver moscas con más frecuencia

Aunque suele tratarse de un problema sin importancia los oftalmólogos sí recomiendan acudir a la consulta cuando se acompañan de algunas circunstancias, por ejemplo, si esos puntos han aparecido de repente, si van acompañadas de luces o destellos, o si de repente aparece un 'telón' negro que impide la visión en alguna zona del ojo.

El problema es que el vítreo está metido dentro de una especie de bolsa unida a la cara interna de la cavidad del ojo (la retina) en diversos puntos, por lo que si éste se desprende, no es extraño que arrastre consigo algún fragmento de la retina. Con la edad, el vítreo se deteriora y va perdiendo agua, por lo que al hacerse más pequeño es fácil que tire de la retina; por este mismo motivo, los miopes ven puntos con más frecuencia, que tienen un ojo más alargado que obliga al vítreo a cierta tensión.

Aún no existe tratamiento disponible ("ni pastillas, ni láser, ni gotas") y la mayoría de personas se acostumbran a convivir con el problema, gracias a la ayuda del cerebro y a que muchos de estos puntos tienden a caer al fondo del ojo y dejan de verse. En aquellos casos en los que el trastorno puede suponer un verdadero problema psicológico para el paciente, que puede llegar a obsesionarse, existe la posibilidad de recurrir a la vitrectomía, un tipo de cirugía no exenta de riesgos que consiste en sustituir el vítreo por un suero (que no tiene nada que ver con la cirugía con láser que se utiliza para reparar los posibles desgarros que el vítreo haya podido ocasionar en la retina al desprenderse).

Aunque los especialistas insisten en que en la mayoría de los casos se trata de un problema sin importancia, los oftalmólogos sí recomiendan hacer una buena revisión para descartar cualquier trastorno más grave detrás de esos "puntos voladores".

Fuente: elmundo.es/María Valerio

jueves, 4 de octubre de 2012

MEDICAMENTOS: ¿DE VERDAD LOS NECESITAMOS?

 
De camino a mi lugar de trabajo, observé una fila enorme en uno de los famosos EBAIS que existen en nuestro país, la fila era enorme, y entonces me puse a pensar (sin tratar de "rajar"): ¿Por qué siempre hay tantas personas esperando recibir atención médica?. Entiendo que, desgraciadamente, muchas personas tienen padecimientos que merecen citas frecuentes pero creo también que muchas veces exageramos y buscamos al doctor por cualquier "tontera". 

Basta con ver la cantidad de antibióticos que ingerimos en nuestra vida, desde muy pequeños, y lo peor es que la mayor parte de las ocasiones se trataba de una gripe común. 

¿No será mejor prevenir?. Es decir, si nos duele la cabeza tomamos una acetaminofén, cuando nos resfriamos buscamos un antigripal, si nos molesta el estómago ahí va el antiácido. Parece más lógico que si la cabeza duele por haber pasado el dia al sol sin protección nos pongamos la gorra, si una gripe es deficiencia de vitamina C, mejor comer más frutas, o si el estómago se resiente por un abuso en el casado del almuerzo tratemos de comer con más medida. Sin embargo, el verdadero problema no está en hechos específicos como los anteriores, sino en procesos o conductas repetitivas que terminan saturando la capacidad de adaptación del cuerpo y la mente humanos. Una situación de estrés mantenido en el ambiente laboral o familiar producirá inevitablemente algún síntoma en el cuerpo si no ponemos remedio. Muchos dolores de cabeza, lumbares o estomacales tienen esta causa. Muy poco haremos poniendo remedio a la punta del iceberg si no atendemos lo que está por debajo.

Fuente: huffingtonpost.es/salvador-casado