Una mujer que había perdido parte de su mandíbula, el cráneo y una de sus orejas debido a un proceso cancerígeno ha llevado durante una temporada en uno de sus brazos una oreja realizada con su propio cartílago
intercostillar moldeado en forma de oreja que finalmente se le ha
implantado donde deben estar las orejas, en los laterales del cráneo.
La intervención ha tenido lugar en el Hospital Johns Hopkins y ha
ayudado a mejorar el aspecto físico de esta paciente que había perdido
gran parte de una de sus orejas.
Una vez extraído parte del cartílago que se encuentra en las costillas, con el mismo se ha moldeado la estructura de una oreja que posteriormente se implantó bajo la piel del brazo de la paciente. Durante unos meses ha estado ahí mientras el organismo la “hacía suya” y crecía tejido alrededor. Esta cirugía reconstructiva permite que el aspecto sea más natural que el resultado que se obtiene con algunas prótesis artificiales.
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